La terapia floral es un sistema de 38 esencias que tienen su
origen en flores, arbustos y árboles, la mayoría de ellas de clima atlántico.
Su descubridor fue el doctor inglés Edward Bach (1886-1936), cirujano y
bacteriólogo, homeópata y finalmente creador y descubridor de un método natural
de sanación a través de plantas.
Cada una de las esencias cubre un aspecto o arquetipo emocional universal
determinado (terror-valor, celos-amor, etc). Al ser de origen natural y
trabajar con la esencia energética de la planta, no tienen efectos secundarios
ni contraindicaciones, siendo un complemento idóneo a otros tipos de medicina:
alopática, naturópata, homeopática, etc. potenciando los efectos curativos de
los mismos y minimizando los efectos secundarios de fármacos agresivos.
Actualmente ya hay países en los que el sistema floral está
incluido en la sanidad pública: Cuba, Chile, Francia, Inglaterra, y en 1973 La
Organización Mundial de la Salud recomendó la terapia floral como Medicina
Complementaria.
El Doctor Bach observó que era más importante la visión que la
persona tenga de la vida y de las circunstancias que haya vivido, que los
síntomas de las distintas enfermedades. De esta manera, una misma enfermedad se
trataría de diferente forma a una persona que vea la vida como una lucha
permanente que a otra que enmascare todas las situaciones difíciles de la vida
bajo un aspecto despreocupado.
Esta forma de diagnóstico convierte al Sistema Floral de Bach en
una medicina personalizada, en la que vamos a trabajar sobre la causa y no
sobre los efectos o síntomas de la enfermedad. Esto hace que la entrevista
terapéutica sea una herramienta fundamental a la hora de conocer, explorar y
acompañar a la persona en su viaje hacia la sanación. Las Flores y el Terapeuta
Floral serán entonces unos buenos compañeros de viaje en los que uno se puede
apoyar y sentir bien asesorado, siempre comprendiendo y aceptando que la llave
de la curación sólo está en manos de la persona enferma.
Al ser un método natural e ir a la causa misma tendremos que
tener en cuenta dos factores importantes: la perseverancia y el interés por la
propia curación. Estamos acostumbrados al alivio rápido de los síntomas, si nos
duele la cabeza tomamos una pastilla y en cuestión de minutos el dolor ha
desaparecido. Esto nos convierte en “pacientes impacientes” y es uno de los
puntos que el terapeuta floral ha de explicar en la primera entrevista.
Cuando la enfermedad ya ha calado en el cuerpo físico el
tratamiento y la mejoría es más lenta, pero en las de índole emocional el
proceso de mejoría es más rápido, obteniendo resultados muy efectivos en
depresión, ansiedad, estrés, agotamiento, déficit de atención, hiperactividad,
insomnio, etc.
Está totalmente indicada para niños, en los que el tratamiento
suele ser más corto que en los adultos por su rápida mejoría y con los que se
obtiene resultados sorprendentes. También para animales domésticos y de granja,
siendo muy receptivos a la terapia floral.
Si te interesa conocerla, consúltanos tu caso y te asesoraremos
profesionalmente.
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