martes, 7 de agosto de 2012

TERAPIA FLORAL PARA ANIMALES CON TRASTORNOS EMOCIONALES




La Terapia Floral es una medicina natural, descubierta por el Dr. Edward Bach (1886-1936), médico inglés, aconsejada por la Organización Mundial de la Salud en 1973 e incluida ya en los servicios de sanidad pública de algunos países (Cuba, Chile o Francia entre otros).
Las Flores de Bach son extractos de 38 plantas que actúan sobre el plano emocional en primera instancia, corrigiendo aquellas situaciones que no son naturales en cualquier ser vivo. No tienen efectos secundarios ni pueden producir sobredosificación.
En los seres humanos, esta terapia va más allá, ayudándonos a darnos cuenta de las pautas de pensamiento que no nos están funcionando y cambiándolas por nuevos patrones en función de nuestras nuevas situaciones de experiencia vital.
En el caso de los animales, se hace más patente la inexistencia de efecto placebo, ya que el resultado en los tratamientos realizados en el reino animal son espectaculares, lo que nos indica que no hace falta creer o no creer en lo que estamos tomando, funcionan perfectamente, siempre y cuando acertemos en el diagnóstico y tratamiento.
Los trastornos emocionales de los animales, sobre todo los domésticos, que conviven permanentemente con nosotros, pueden derivarse de varias causas:

-         Cuando el animal ha sufrido maltrato, ha sido abandonado, herido o amenazado constantemente. Sería el caso de traumas, estrés post-traumático, pánico, shock, etc.

-         Otra causa se produce cuando “adopta” los mismos trastornos emocionales que padecen las personas que conviven con ellos. Así, será muy fácil que unos dueños temerosos, conviertan a sus mascotas en animales temerosos, o que personas irritables o nerviosas, tengan animales con esa misma condición. En este caso es importante un cambio de actitud por parte de sus cuidadores e incluso la posibilidad de acompañar a la mascota en la terapia, tomando sus propias fórmulas florales para facilitar el cambio más rápidamente.

-         Otro motivo es cuando son el centro o juguete de la familia y aparece una nueva situación que los relega a un segundo plano, hablamos de celos, miedo a nuevos ambientes, falta de protagonismo, enfado, etc. 

En todos los casos, la solución a esta situación no pasa por la curación física del animal, sino que hay una herida más profunda, que si no es eliminada desde la causa original que inició el conflicto, puede acompañarlos durante toda su vida. Este es el caso sobre todo, de animales abandonados o maltratados. 
Aquí es donde la Terapia Floral tiene éxito. Es un acompañamiento extraordinario en estos casos en que el animal, además de curarse físicamente debe también sanar heridas emocionales. El trabajo combinado del veterinario y el terapeuta floral produce unos resultados de mejoría que se ven multiplicados en rapidez y efectividad. 
Desde hace más de 60 años se está trabajando con las Flores de Bach dirigidas a personas, animales y plantas en muchísimos países, incluso ya hay estudios científicos al respecto y los resultados en cualquier caso, son impresionantes. En Inglaterra, cuna de la Terapia Floral, hay miles de casos documentados y avalados por  expertos en el tratamiento de animales.
En mi experiencia personal, durante los años que llevo como terapeuta he tratado a perros, gatos, caballos e incluso aves heridas, y sólo puedo alabar las cualidades de esta herramienta terapéutica: 

-         Es cómoda: el terapeuta diagnostica a través de la observación el conflicto a tratar y realiza al momento la fórmula adecuada y personalizada para el animal, en formato de gotas, que sólo tendrán que ser administradas con la frecuencia que se determine según la gravedad o no del asunto por parte de las personas que convivan con el animal.

-         Es económica: el tratamiento puede llegar a durar un mes o dos, según determine el terapeuta.

-         Es complementaria a otros tratamientos realizados por el veterinario, y nunca va a interferir o anular los efectos de ningún fármaco o medicamento que tenga que tomar.

-         Es rápida en actuación. La terapia  floral no suele alargarse en el tiempo más allá de tres meses, salvo en casos muy excepcionales.

-         Es efectiva. La mayoría de las veces el animal no vuelve a “recaer” en el mismo conflicto emocional a no ser que se produzca una nueva circunstancia en su entorno que lo provoque.

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